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Esta semana se conmemora los 100 años del final de la batalla de Verdún. La batalla más larga de la Primera Guerra Mundial que enfrentó al ejército francés y al alemán durante 10 meses y en la que hubo 250.000 muertos y casi el doble de heridos. Paradigma de la llamada “guerra de trincheras” representativa de la Gran Guerra, el enfrentamiento se desarrolló en Verdún, una zona boscosa, de orografía accidentada y dotada de un gran número de fortificaciones.
Movido por mi interés por conocer lugares llenos de historia y energía viajo al noreste de Francia para visitar Verdún y pasar un día completo caminando por los bosques regados de sangre, por los restos de fortificaciones e instalaciones militares y por uno de los cementerios nacionales de Francia.
Recorrer en silencio los bosques, vaguadas y lomas llenas de huellas de lo que sucedió encoje el corazón. El visitante normalmente se encuentra en soledad y, si es mínimamente sensible y se ha informado, podrá reflexionar sobre la sinrazón de esta batalla en particular y de toda guerra en general.
Una serie de indicadores y paneles informativos te ayudan a orientarte y conocer mejor los detalles del lugar y de lo que sucedió allí en 1916. Como en cualquier otra actividad de este tipo recomiendo combinar la visita a los restos históricos con “perderse” por los alrededores.
A través del bosque se accede a Le Fort de Souville, situado estratégicamente sobre una colina. También se pueden visitar exteriormente varios fortines, los llamados Casemates Pamart, que permitían reforzar las defensas con artillería pesada. Situados en posiciones elevadas, la mirada se pierde más allá de los árboles del bosque…
Seguimos en Verdún pero dejamos las zonas boscosas para visitar el Cementerio Nacional con sus 15.000 tumbas individuales y 46 tumbas colectivas conteniendo restos de unos 130.000 soldados franceses y alemanes sin identificar.
También se puede visitar el Memorial de Verdún, uno de los mejores museos que existe sobre la Primera Guerra Mundial. Muestra de manera muy pedagógica todo tipo de objetos y armas, reconstrucciones de las batallas y, especialmente, pertenencias personales de los soldados.
Recorriendo la zona te encuentras con un memorial a André Maginot, ministro de defensa francés promotor de la conocida Línea Maginot. La batalla de Verdún demostró la efectividad de los sistemas fijos de fortificación, por lo que una vez acabada la guerra se construyó un enorme sistema defensivo a lo largo de la frontera franco-alemana. La construcción de la Línea Maginot se inició en 1922 y acabó en 1936 bajo la amenaza inminente de la Alemania nacionalsocialista (NSDAP) de Hitler.
En definitiva, una experiencia enriquecedora y dura de un importante episodio histórico del s. XX. Mi intención de publicar esta breve reseña apoyada por algunas fotografías no es otra que recordar lo que pasó y animar a todos a buscar un poco más de información sobre el tema. Sólo así, conociendo la Historia, nuestra historia, tendremos más herramientas para mejorar nuestro presente y futuro.
Ignacio Sánchez Zárate