Historia y arquitectura cistercienses


Orígenes

De niño tuve la suerte de que mi padre me llevara junto a mi hermana a visitar castillos, iglesias y catedrales, y me explicara las historias que se escondían detrás de sus muros. Nos leía inscripciones en latín y nos contaba historias fantásticas y anécdotas que hacían volar nuestra imaginación. Siempre me encontré a gusto en este tipo de lugares y construcciones. El císter vendría más tarde…

Enfocando la atención

En 1998 participo con los Amigos de la Unesco en la Conmemoración de los 900 años de la instauración de la Orden Cisterciense, con una serie de conferencias y un viaje final por varios monasterios de Aragón, La Rioja y Castilla y León. Es el momento en el que descubro la singularidad de la arquitectura del císter y enfoco mi atención en ella. Por aquel entonces estoy estudiando la carrera de arquitectura y puedo empezar a comprender mejor los rasgos principales de la arquitectura cisterciense.

Desarrollo

Poco después empiezo a visitar por mi cuenta abadías cistercienses francesas. La belleza en general de Francia junto a los enclaves naturales en los que están situados los monasterios refuerzan y complementan mi pasión por la arquitectura cisterciense. A medida que hago más viajes también empiezo a estudiar la historia de la Orden Cisterciense y voy profundizando en la coherencia existente entre los ideales cistercienses y su materialización arquitectónica. Construcción basada en la claridad arquitectónica, perfección técnica y ausencia de cualquier elemento innecesario. Arquitectura esencial.

Arquitecto

Mi profesión de arquitecto me permite comprender los elementos que componen la arquitectura, especialmente la geometría y la luz como piezas claves que generan y tensionan el espacio.

Fotógrafo

Llego a ser fotógrafo profesional de arquitectura, permitiéndome leer la arquitectura para mostrar sus características dentro del encuadre del visor. Busco la belleza para compartirla.

Sensibilidad

Doy importancia a la sensibilidad, a ver lo casi invisible. A tener la capacidad de conectar con el lugar para llegar a ver más allá de la superficie de las cosas. A desvelar rasgos ocultos y escondidos.

Honestidad

También considero vital mantener una actitud honesta frente a este apasionante proyecto. Es la propia honestidad de la arquitectura cisterciense la que nos invita a acercarnos a ella con respeto y en silencio.

Vista de pájaro

Aprovechando la tecnología actual decido apostar por la fotografía aérea para poder ver los monasterios desde un nuevo punto de vista. Resulta ser una experiencia apasionante que desvela nuevos conocimientos sobre la arquitectura monástica en general y cisterciense en particular.

www.ezzaphoto.com/drone

Plataforma web cister.org

Con el objetivo de compartir y dar a conocer mi visión sobre la arquitectura del císter creo la plataforma web cister.org. Siendo un proyecto tan ambicioso, poco a poco lo voy llenando de contenido potenciando los aspectos más visuales a través de las fotografías y a la vez manteniendo el rigor y la pasión que tengo por el císter.

www.cister.org

Archivo de abadías

Tras muchas abadías visitadas, decido consolidar mi labor creando un archivo de abadías cistercienses. Visitar una a una, conocer su historia y fotografiar cada monasterio con el máximo rigor. Viajar varias veces si es necesario para completar cada reportaje. Actualmente tengo catalogadas más de 70 abadías y monasterios cistercienses y tengo el firme propósito de que el número siga subiendo.

www.cister.org/archivo-abadias-mosaico

Exposiciones y conferencias

Como resultado de cister.org han empezado a suceder aventuras maravillosas. Entre ellas la posibilidad hacer exposiciones fotográficas mensuales en la red de Centros cívicos de Barcelona bajo el tema “La arquitectura del Císter”. Y asociada a cada exposición, dar una conferencia y poder transmitir de una manera más directa y vivencial mi pasión por la historia y la arquitectura cistercienses.

www.ezzaphoto.com/conferencia-disfrutar-la-visita-monasterio-7-ideas-practicas-can-verdaguer

© Ignacio Sánchez Zárate