En una noche de invierno descubro la conjunción de una luz atmosférica extraña junto a la iluminación artificial de una zona de olivos. Me lanzo a realizar un ejercicio casi pictórico donde la combinación de luces y la gama cromática general producen una atmósfera casi irreal.

Experimento exposiciones largas donde la tierra arada por el hombre contrasta con las texturas de los troncos de los olivos.

Las infinitas hojas de olivo toman tonos metálicos y acaban creando el contrapunto a estas heterodoxas fotografías-pintura.

© Ignacio Sánchez Zárate